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14 junio 2016
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Es difícil componer las palabras,
dejarlas sucumbir en su preciso designio.
Es difícil otorgarles la escena
que su desafío propone,
que no crezcan insostenibles o viejas,
que no se despojen de la incertidumbre
que las alimenta.
Es difícil estar en ellas indiferente,
creer que su leve abrazo
se extenderá por los papeles
o en los muros donde habitan tercas.
Es difícil,
y sin embargo se asoman cada tarde,
claras e intransigentes,
volátiles también,
decididas a elevarse sobre la escena,
escalar las frías cumbres,
incendiar las miradas
o desmembrar provocadoras
todo atisbo de inocencia.

José Manuel Vivas Hernández

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