Vasos de sed
Si dudas de tu sed, si no te atreves
a preguntarle o a ponerle un nombre,
si sólo sabes que buscas un agua
que la sacie y no hallas sino pozos,
y en ellos ecos que te llaman, bebe.
Si la sed al beber desaparece
es que era sólo sed. Sigue buscando.
Pero si crece en ti cuando la sacias,
si quieres no dejar de tener sed
sino seguir bebiendo día y noche
vasos de sed, no hay duda:
puedes llamarla amor, seguir sufriendo,
y saber que no existe quien te guía.
Juan Vicente Piqueras
En memoria de mí mismo
Sencillamente haberme detenido.
Como si pudiera empezar
donde mi voz se ha detenido, yo mismo
el sonido de una palabra
que no puedo decir.
Tanto silencio
vuelto a la vida
en esta pensativa carne, en este rítmico
tambor interior de palabras:
tantas palabras
perdidas en el ancho mundo
de mi interior, y de ese modo haber sabido
que a pesar de mí mismo
estoy aquí.
Como si esto fuera el mundo.
Paul Auster
Siempre vos
Cuando te veía alejarte eras poesía,
novela si estabas cerca,
un refranero si me mandabas
un mensaje de texto,
ciencia ficción si te volvías
un monstruo del que yo huía,
la Biblia cuando te besaba,
aunque estuviera en hebreo.
Una biblioteca entera
llena de incunables
cuando decías te quiero.
La revista manoseada
de una peluquería
cuando no me dabas bola.
Cada vez que te encontraba
pensaba que estaba leyendo algo,
que pasaba las hojas del libro de tu vida
pero después me di cuenta
de que yo estaba ciego,
(capacidades especiales se dice ahora,
¿pero cuáles tenía, la de estar enamorado?)
Siempre te encontraba hermosa,
en cada fiesta que íbamos
matabas con tu esplendor.
Tu risa me hacía reír.
Una sola palabra tuya era más real
que todos los libros
que acumulé en mi vida,
(aunque dijeras una pavada).
Con este poema casi termino
mi nuevo libro de poemas.
Quiero decir que te amo,
y que me tengas paciencia
pero la escritura es un mapa
claveteado con tachuelas
como las que se usan en la guerra,
para definir los sitios ocupados
o que se están por invadir
y a veces confunde todo.
Yo solo soy una isla
a la que se le puede
entrar por cualquier lado:
y sus playas para vos
son accesibles siempre.
(Además unos piratas
enterraron un tesoro
que te puedo regalar).
No hay rocas sumergidas
que destruyan el casco de tu nave.
Vení que estoy dispuesto a todo,
a compartir lo que quieras.
El sonido del agua
nos dormirá un largo rato,
para que al despertar olvidemos
las cosas que ya no dan.
(La llama de la poesía quemarse, 2019)
Francisco Garamona
Árbol de Diana
1
He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace
2
Éstas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla…
3
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra
4
AHORA BIEN:
Quién dejará de hundir su mano en busca del tributo para la pequeña
olvidada. El frío pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará. Pagará el
trueno.
A Aurora y Julio Cortázar
5
por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo
6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe
7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella.
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.
8
Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá. No es verdad que no vendrá.
9
Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.
10
un viento débil
lleno de rostros doblados
que recorto en forma de objetos que amar
11
ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada
12
no más las dulces metamorfosis de una niña de seda
sonámbula ahora en la cornisa de niebla
su despertar de mano respirando
de flor que se abre al viento
13
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome
14
El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.
15
Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada.
16
has construido tu casa
has emplumado tus pájaros
has golpeado al viento
con tus propios huesos
has terminado sola
lo que nadie comenzó
17
Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta, se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nombres creciendo solos en la noche pálida.)
18
como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme
19
cuando vea los ojos
que tengo en los míos tatuados
20
dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe
A Laure Bataillon
21
he nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá
22
en la noche
un espejo para la pequeña muerta
un espejo de cenizas
23
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos
24
(un dibujo de Wols)
estos hilos aprisionan a las sombras
y las obligan a rendir cuentas del silencio
estos hilos unen la mirada al sollozo
25
(exposición Goya)
un agujero en la noche
súbitamente invadido por un ángel
26
(un dibujo de Klee)
cuando el palacio de la noche
encienda su hermosura
pulsaremos los espejos
hasta que nuestros rostros canten como ídolos
27
un golpe del alba en las flores
me abandona ebria de nada y de luz lila
ebria de inmovilidad y de certeza
28
te alejas de los nombres
que hilan el silencio de las cosas
29
Aquí vivimos con una mano en la garganta. Que nada es posible ya lo sabían los que inventaban lluvias y tejían palabras con el tormento de la ausencia. Por eso en sus plegarias había un sonido de manos enamoradas de la niebla.
A André Pieyre de Mandiargues
30
en el invierno fabuloso
la endecha de las alas en la lluvia
en la memoria del agua dedos de niebla
31
Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenan mágicamente.
32
Zona de plagas donde la dormida come
lentamente
su corazón de medianoche.
33
alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va
A Ester Singer
34
la pequeña viajera
moría explicando su muerte
sabios animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente
35
Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche, déjate caer y doler, mi vida.
36
en la jaula del tiempo
la dormida mira sus ojos solos
el viento le trae
la tenue respuesta de las hojas
A Alain Glass
37
más allá de cualquier zona prohibida
hay un espejo para nuestra triste transparencia
38
Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas:
Este canto me desmiente, me amordaza.
Alejandra Pizarnik
Barro tal vez
Mordedura
La tristeza es más triste
cuando nace del gozo
de aquel gozo esfumante
que compartí contigo
y me muerde a mí sola
cuando menos lo espero.
Claribel Alegría
Que no te hiera una palabra
Una palabra oscura puede quedar zumbando
dentro del corazón.
Olga Orozco
Para mi hija Laura
Puedes quebrar una palabra en dos.
Puedes oír el crujido de la separación.
Puedes desmembrarla, destriparla, degollarla.
Puedes conservar una parte y lanzar la otra
como se lanza un guijarro al lago.
Puedes arrancar un trozo de palabra con los dientes.
Puedes masticarla hasta que no quede aire.
Puedes derretirla como un hielo en la lengua.
Puedes estrellarla, estamparla, espantarla
como se espanta una mosca con la mano.
Puedes pincharla con una aguja hasta desangrarla.
Puedes amordazarla, crucificarla, explotarla.
Puedes abandonar una palabra y echarte a andar.
Lauren Mendinueta
Estas palabras
Estas palabras quieren ser
un puñado de cerezas,
un susurro -¿para quién?-
entre una y otra oscuridad.
Sí, un puñado de cerezas,
un susurro -¿para quién?-
entre una y otra oscuridad.
Jorge Teillier