Echar de menos
No es fácil de entender.
El sujeto eres tú, no las cosas que extrañas,
lo que dejaste atrás por el camino pensando que sabrías
orientarte en el bosque;
miguitas de memoria, nombres, luces,
pájaros con tu vida entre las plumas.
Esta vez eres tú. Tu soledad, tu miedo.
Pepito echa de menos su país.
Juanita echa de menos a su hermano,
la forma en que su hermano bajaba la escalera.
Completar cada frase con algo que nos duele;
cuidado con las haches, con las tildes, el frío.
La nostalgia no cabe en la pizarra.
No es fácil explicar echar de menos. Que el sujeto eres tú,
no las flores perdidas. Eres tú, con la radio a todas horas,
la araña en el rincón,
la luz de la nevera a medianoche.
¿Qué echas de menos hoy? ¿A quién? ¿Por qué?
¿Pensabas ser más rápida que el norte,
que un corazón del sur nunca podría
durarte hasta tan lejos? No es fácil de explicar.
Conjugar estos verbos que nos siguen.
Martha Asunción Alonso